Con dos goles del debutante Juan Manuel Martínez y
otro del Tanque Silva, que se fueron ovacionados, Boca goleó 3-0 a
Independiente y logró el primer triunfo en el verano. La mala: las
lesiones de Orion y Ribair. Bianchi, que vivió la noche con mucha
intensidad, ya piensa en los últimos dos superclásicos.
Noche perfecta. Debut soñado. Primer gol. Primer triunfo.
Mejor no podía haber imaginado Juan Manuel Martínez su primera vez con
la camiseta de Boca y su primera vez al lado de un viejo conocido como
Santiago Silva. Porque todo el tiempo que el Burrito se tomó para
resolver las cuestiones legales y administrativas para desligarse de
Corinthians no le hizo falta para gritar su primer tanto en su nuevo
club. Se puso la 7, la que inmortalizó Guillermo, y enseguida le hizo
honores con movilidad, desbordes y goles. Dos, de zurda, como demostrar
la variedad de recursos y otro de su socio uruguayo para cerrar la noche
bien arriba.
Que la última prueba en Mar del Plata iba muy en serio más allá de
que la Copa ya tuviera un ganador quedó clarísimo enseguida, no sólo por
los nombres de la formación inicial, sino por la actitud del propio
Carlos Bianchi pegado a la línea de cal. De pie, activo, intenso,
reclamando, exigiendo, alentando, como si fuese verdaderamente el primer
partido por los puntos y no el tercer amistoso del verano. Nada que ver
con ese Virrey reposado, analítico, que miró mucho y habló poco en los
primeros partidos cuando la prioridad era la preparación física. Y el
equipo le respondió en la cancha. No sólo con el triunfo, el primero del
año, sino con esa intensidad y dinámica que el técnico quería empezar a
ver.
Boca salió con decisión, con Paredes como eje de juego, con el
Burrito desbordando por acá y por allá y con Silva buscando esa bola que
recién al final le quedó a tiro, pero la primera jugada clara llegó por
la cancha de arriba, vía Lisandro Magallán, que metió la cabeza dos
veces en un minuto. Un tiro dio en el travesaño y el otro lo interceptó
Navarro. Fue un aviso para un Independiente que tuvo su oportunidad con
un remate de Godoy que Caruzzo salvó en la línea y que luego se fue
desdibujando. Con el transcurso de los minutos, y del esfuerzo, el
partido perdió ritmo y emociones. El Virrey se fue conforme con el
rendimiento pero preocupado por las lesiones de Ribair, que le dejó su
lugar a Guillermo Fernández, y sobre todo del arqueo Orion, que fue
reemplazado por D'Angelo.
En el horizonte aparece River, el martes en el Mendoza, y la revancha
el sábado en Córdoba, pero el técnico piensa sobre todo en el debut en
el torneo ante Quilmes y en el estreno del 13 de febrero por la Copa
Libertadores. Allá vamos... Con una dupla letal.
Texto: Prensa Boca Juniors