Juan Román Riquelme. El enganche tuvo un
partido regular y nunca encontró los espacios para habilitar a sus
compañeros y dejarlos en posición de gol. Apareció bastante en juego,
pero no logró romper el cerrojo que propuso Nacional.
Después de aquel 4 de julio del año
pasado, en el partido en que Boca
perdió la final de la Copa Libertadores
ante el Corinthians de Brasil, muchos pensaron que nunca más iban a ver a Juan Román Riquelme jugando esta
competencia.
Sin embargo, los hinchas se
dieron el gusto de volver a presenciar al diez dentro del terreno de juego en
el certamen más importante del continente.
Antes de que comience el partido, la
voz del estadio dio las alineaciones, y estratégicamente lo ubicó como el
último jugador titular, para que reciba la ovación y el ya famoso 'Riquelme,
Riquelme'. Sin embargo, la presencia del
crack no sirvió para que el conjunto de Carlos Bianchi consiga un buen
resultado.
En la primera parte, el enlace no
pudo entrar mucho en juego, más allá de alguna que otra intervención. Cuando
participó, se notó la diferencia técnica en relación al resto, pero le faltó continuidad en el juego.
Se notó en esa primera mitad que
todavía le falta estado físico y eso se vio sobre todo en las jugadas en que
prefirió ir más cerca de la posición de Lucas Viatri, que retrasarse para
juntarse con sus compañeros.
Muchas veces se lo vio en esa
ubicación y eso dificultaba el contacto con la redonda. En algunos pases se mostró impreciso, pero el juego del Xeneize
crecía cuando la pelota pasaba por él o por Juan Manuel Martínez.
En los primeros 45 minutos tuvo un
rendimiento regular y se esperaba más de él para el complemento. En esa etapa
final apareció un poco más, casi siempre volcado a la izquierda e intentándose
juntar con Clemente Rodríguez, pero nunca pudo ser lo claro que él puede ser.
El tiempo fue pasando y el enganche
no pudo ser determinante para que el equipo dé vuelta el resultado. Román
aparecía en tres cuartos de cancha, pero nunca
pudo habilitar a un compañero dejarlo en posición de gol.