Boca perdía 1-0 ante Bolívar por un misil de Erwin Saavedra. En la segunda etapa, el Xeneize arrinconó a su rival pero no lograba convertir, hasta que un tiro libre de Carrizo a los 94' rompió el maleficio y puso el 1-1 ante Bolívar en la altura de La Paz.
De un misilazo a otro. Boca se trae de la altura de La Paz un punto que es mucho más que un punto.
Se trae un tubo de oxígeno lleno de confianza.
Bolívar se había puesto en ventaja gracias a un remate imposible de Erwin Saavedra, un derechazo del mediocampista local que se incrustó en el ángulo de Orión desde lejos, como teledirigido.
En la segunda etapa, tras un puñado de minutos de dominio de los bolivianos, el Xeneize se plantó.
Y avanzó.
Y creció.
Y se agrandó.
Y las piernas ya no le pesaron.
Pero le faltaba punch. Llegaba, abría la cancha, pero no remataba al arco.
Hasta que en los cinco minutos finales, empezó el asedio. Un remate de Tevez que contuvo el arquero, un derechazo de Palacios que cruzó el arco y salió desviado...
Y el gol. Infracción a Tevez, la pelota la pidió Pachi Carrizo y de tiro libre, por arriba de la barrera, convirtió el 1-1 agónico.
Iban 94' cuando Boca, con el último aliento, conseguía el empate valioso en la altura, y además rompía esa sequía de goles (no había convertido en 8 de los 10 partidos del año).
Con este empate, el Xeneize suma tres puntos en tres presentaciones, pero el panorama es menos turbulento de lo que habría sido si perdía, ya que recibirá a su rival boliviano y a Deportivo Cali por este Grupo 3 de la Copa Libertadores.
