De a poco fue
sacando a los principales referentes de la etapa del Emperador y fue
potenciando a los jugadores que más le gustan. Con el regreso de Román
se afirmará la idea de jugar más y tirar menos pelotazos.
Boca dio el primer paso, ese
que necesitaba para arrancar y encontrar, de a poco, el rumbo
futbolístico que parecía perdido. En Ecuador, abrochó una victoria
vital, no sólo por su futuro en la Copa Libertadores, sino también para fortalecerse desde lo anímico y afirmarse en una idea de juego que el técnico Carlos Bianchi quiere darle al equipo, muy alejada de lo que proponía su antecesor en el cargo.
El Virrey, sin nombrarlo directamente, criticó en varias ocasiones el estilo que le dio Julio César Falcioni al
conjunto Xeneize, hablando de "ciertos automatismos, que los jugadores
todavía no pueden dejar, como el del pelotazo". Una situación de
indisimulable fastidio, que se vio potenciada por los malos resultados,
al punto de prescindir de aquellos futbolistas que eran referentes del
ciclo anterior, como Somoza, Erviti, Silva y Caruzzo, entre otros.
Prueba de ello es que en Guayaquil,
tres de ellos fueron suplentes, y Silva ni siquiera viajó, por su bajo
rendimiento, dejando su lugar en poder de Lucas Viatri, y como
alternativa a Nicolás Blandi.
Somoza y Erviti entraron en los
últimos minutos, y seguramente serán recambio para el domingo, por el
torneo local, lo mismo que Silva y Caruzzo, dejando en claro que hoy no
están en la consideración del Virrey para lo que es el principal
objetivo, la Copa Libertadores.
La intención de Bianchi es que el
equipo recupere la tenencia de la pelota y aprenda a darle un destino
seguro, llegando por un juego asociado y no por producto de envíos
largos, para que el nueve de turno la aguante. Y en esa búsqueda, el
regreso de Juan Román Riquelme será fundamental, porque le dará mayor precisión, orden y panorama, además de un liderazgo que hoy Boca no tiene en cancha.
Es
indudable que el técnico quiere separarse de manera nítida de lo que
proponía Falcioni, pero todavía no lo ha logrado, al menos desde el
juego, aunque ha apostado a sus propios "soldados" para no fracasar en
el intento. De allí que Claudio Pérez y Ribair Rodríguez, dos de sus refuerzos, hoy sean parte de la columna defensiva, que falló ante All Boys pero que se recuperó contra Barcelona.
En el medio, Pablo Ledesma y Cristian Erbes,
aparecen como sus bastoneros, y arriba, el Burrito Martínez, junto a
Viatri, los que intentan llegar con prolijidad a posiciones de gol. La
idea es otra, está claro, pero Falcioni sigue en el centro de la escena,
sentado en el banquillo de los acusados.