martes, 6 de agosto de 2013

Etapa de cambios

Boca armó un equipo a pedir de Bianchi, con refuerzos de jerarquía y Riquelme como bandera, para intentar borrar todo rastro de la etapa anterior. De aquel debut con Quilmes, en el Inicial 2012, sólo estará Pablo Ledesma

A un año del arranque de la temporada anterior, donde la voz de mando era Julio César Falcioni, Boca propone para ésta que se inicia un cambio de cara rotundo, intentando borrar hasta el último vestigio de la etapa del Emperador, confiando en la sabiduría de Carlos Bianchi y conformando un plantel que comulgue, dentro y fuera de la cancha, con Juan Román Riquelme, capitán y máximo referente.

Una apuesta fuerte, sobre todo desde el lado de la dirigencia del club, que sin estar convencida -en su momento- de dejar ir a Falcioni, y tras un semestre espantoso e increíble a cargo del Virrey, decidió darle poder absoluto y, al mismo tiempo, crear un entorno favorable al Diez, principal opositor en la gestión del entrenador anterior.

Y en este escenario, resulta inevitable recurrir a las comparaciones. Hace un año atrás, Falcioni disponía de un campo propicio para desarrollar sus ideas. Sin Riquelme, quien decidió salir del proyecto luego de perder la final de la Libertadores, el técnico tuvo todo a favor para demostrar que podía hacer funcionar el equipo a su manera, pero erró en las contrataciones (llegaron Albín, Acosta y Burdisso como principales refuerzos) y sus "soldados" (Silva, Erviti y Somoza) no le respondieron como esperaba. Y en ese contexto, la salida del enganche terminó siendo una culpa demasiado pesada con la que tuvo que cargar, con el agregado de que la salida de algunas figuras, como Roncaglia, Insaurralde y Cvitanich, no pudieron ser disimuladas con refuerzos de mediano nivel.

Hoy la historia es distinta. Más allá de un primer semestre espantoso, Bianchi encontró las excusas necesarias para recobrar la confianza. Amparándose en un plantel que no había formado, en jugadores que no le respondían y en una triple competencia agobiante, va por su revancha, con refuerzos de primer nivel, como el Cata Díaz y Gago, y sin cuestionamientos internos luego de las salidas de Silva, Erviti y Somoza.

Y tanto es el cambio entre una etapa y otra, que comparando aquel debut y el de hoy, sólo Ledesma coincide entre los once titulares, mientras que de los diez restantes que perdieron esa vez ante Quilmes, apenas quedó Matías Caruzzo, hoy lesionado.

El Virrey, entonces, arranca con un equipo a su gusto, sin excusas y con la obligación de revalidar con resultados toda la gloria obtenida.

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